Análisis previo:
Cuando algo es alabado masivamente suelo pensar dos cosas por este orden:
- Burbuja de opinión, buen márketing y gente que no se atreve a salirse del grupo de "la moda" para no dejar de ser cool.
- Realmente puede que ese algo sea bueno y merezca esta unanimidad.
Con la cerveza de hoy nos pasa precisamente eso. Creo que no he leido ni una mala crítica de la DouGall's 942 y en general las críticas son bastante buenas.
Esta cerveza cántabra estaba en mi lista de dudosas y dado que me encontré con ella el otro día, decidí darle una oportunidad. Total, tampoco era muy cara y así me quitaba la curiosidad.
Hoy me he decidido a abrirla porque no me podía aguantar y ya de primeras su etiqueta me ha seducido. No porque sea espectacular de diseño, sino por todo lo que nos ofrece.
Sabeis que una de esas cosas que odio es coger una cerveza y que sólo ponga que lleva agua, malta, lúpulo y levadura. Odio ese oscurantismo porque me parece "injusto" comprar un producto a ciegas. Ya sé que lleva eso (me sorprendería en caso contrario) así que cuéntame algo y sedúceme.
Esto precisamente es lo que hace la etiqueta de DouGall's 942: seducirme y atiborrarme de información.
Partamos de la base de que la etiqueta no es increíblemente flipante como puedan ser las de Flying Dog. Es un dibujo esquemático de una playa y un ¿surfista?. Lo realmente interesante viene ahora.
En un lateral de ese dibujo y logo y nombre (subtitulado con el lema de glocal "piensa global consume local"), nos cuentan la historia del lúpulo y cómo es a grandes rasgos. Ya de paso, aprovechando, te dice los aromas y sabores que vas a obtener del mismo en esta cerveza. Chapó.
No queda ahí la cosa, porque al otro lado te cuentan con todo lujo de detalles:
- Los ingredientes. Los tipos de malta y lúpulo.
- Te proponen un maridaje con barbacoa, aunque yo le metería unas frutas y unos agridulces como loco e incluso lo usaría para algún guiso salvaje.
- La temperatura recomendada de consumo (8º-15º)
- Los IBUs de amargor (55)
- La tonalidad en la escala EBC (10)
- En el colmo de la información, te sugieren el vaso en el que mejor va esta cerveza.
- Resto de cosas aburridas de siempre...
Y no me digas que con todo esto, no tienes claro a qué atenerte. Yo, concretamente, sí. Y por eso está aquí dispuesta a sufrir nuestro azote... o recibir nuestro beneplácito :)
La cata:
Abrimos la botella y, como siempre aunque sea en frío, olemos. Esta vez un brutal y salvaje olor a lúpulo nos saluda efusivamente por la botella y nos quedamos del revés.
Hacía tiempo que no encontraba un olor tan potente (y estimulante) en frío. Y echando la vista atrás, me viene a la mente la inauguración de la fábrica de Milana y sus lúpulos puestos en exposición y sí, creo que es como mínimo uno de esos.
Echamos en la copa y nos encontramos un precioso color ambarino y una espuma de burbujita fina y blanca alegre pero contenida. Ni mucha ni poca, y que se mantiene lo suficiente como para ponerme a montar el "estudio fotográfico". Eso sí, pasado un rato sólo queda una corona fina alrededor de la copa y un poquitito en el resto.
No podemos esperar y le metemos un trago. Delicia. No hay otra palabra. Unos toques afrutados, dulces y amargos (como una cáscara de naranja) perfectamente equilibrados.
Miramos a contraluz y vemos que, aunque turbia, se puede apreciar las burbujitas finas subiendo ordenadas y en cantidad aceptable y justa.
En boca notamos una maltosidad muy centrada (es decir, ni mucho ni poco) que casa perfectamente con los sabores cítricos que comentábamos antes.
Podemos removerla bien por toda la boca porque aunque hace espumita, no es nada exagerado. La burbuja fina le da un toque perfecto de picor y de frescor sin molestar ni entrometerse en la cata, simplemente cumple su trabajo.
Sobre su densidad no podemos decir mucho. No llego a saber si es por la burbujilla o no, pero da la sensación de tener cuerpo suficiente como para que no parezca agua.
Una de las cosas que creo que podrían destacarse de esta cerveza es el tema del alcohol. No se nota porque casi no tiene (4'2%). Esto es genial, porque lo convierte en una cerveza de sabor y aroma intensos de la que se puede "abusar". Ojo, no es plan de coger y beberse 25 seguidas, pero ya me entendeis.
También me encanta que no aparece la sensación de sequía en la boca, ni la aspereza, ni la zapatilla. Lo que sí que queda permanentemente es un ligero toque amargo muy seductor en el fondo de la boca.
En definitiva, he quedado bastante satisfecho y la verdad que me hacía falta echarme a la cara una cerveza decente que me quitara de la cabeza las últimas malas experiencias. Si teneis oportunidad... probadla ;)
Si quereis visitar su web: DouGall's.
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