domingo, 17 de abril de 2011
¿Qué es...el alga wakame?
Tras este nombre tan exótico, se esconde un alimento bastante interesante. Supongo que a estas alturas de la vida todos conoceis las típicas setas deshidratadas que te venden ya hasta en el kiosko de la esquina. Esto es el mismo concepto, pero con un trozo de mar.
Estas algas, en concreto, las compré en una gran superficie (es decir, cualquiera lo puede encontrar fácilmente) por un precio inicialmente desorbitado (50 gramos, más de 3 euros) pero que posteriormente queda claro que no era tan caro. Son 50 gramos, sí, pero en seco.
¿Y por qué digo que a la postre, no es tan caro? En la bolsa especifica "una vez hidratadas, su peso aumenta diez veces". Yo, que soy bastante incrédulo con estas cosas que aumentan tamaños milagrosamente (llámalo jes extender, llámalo algas wakame), decidí echar lo que consideré oportuno pensando que el "factor 10" era un poco pretencioso. Cuando volví a la cocina, a los diez minutos, las algas habían invadido todo y tuve que liarme a machetazos para poder entrar. Es un poco exagerado, vale, pero la verdad es que sí que habían aumentado una barbaridad de tamaño.
Lamentablemente no tengo fotos de cómo quedan hidratadas, así que os teneis que conformar con cómo son deshidratadas (y sí, son cortezas negras, nada más). El color verde una vez hidratadas es oscuro pero muy muy muy apetecible.
Como no nos vamos a quedar sólo en que las algas son saladas (gracias, Capitán Obvio), os haré un breve resumen de las cualidades nutritivas de esta planta marítima:
- Proteínas
- Hidratos de carbono
- Vitaminas A, B1, B2 y C
- Potasio, sodio, calcio, fósforo, magnesio y yodo
¿Y con qué se puede usar? Pues básicamente con cualquier cosa. Desde carnes, hasta pescados (gracias de nuevo, Capitán Obvio), pasando por ensaladas y arroces. En definitiva, cualquier cosa, literalmente.
¿Y cómo se puede preparar?
- Una vez hidratada, cortándola y echándola al azar.
- Poniéndola al horno, pasándola por un mortero, y usándola como especia.
- Salteada con verduras.
- Como una parte más de una ensalada, como si fuera una lechuga.
- Como base para carne o verduras.
En la elección del formato entra en juego el paladar de cada uno. Si las quieres saladas, con textura de verdura "fresca" y que parezca que estás pasando la lengua por la superficie del agua, consúmelas directamente sólo hidratadas. Si quieres un sabor más disimulado y que queden más blandurrias, hiérvelas.
Yo, de momento, he optado por la versión suave, pasadas por agua hirviendo. La textura queda bastante rara, como una espinaca cocida, pero ligeramente aceitosa o gelatinosa. Sorprendente, como mínimo.
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