La verdad que la cena de anoche iba a ser algo tan simple como unos huevos revueltos, quizás incluso con atún.
De repente, se me antojó carne de verdad, y algo rebozado. Me fui a la cocina, cogí lo que encontré por el camino y...
El material usado:
- Un recipiente para la mezcla de la carne
- Un recipiente para la mezcla de la salsa
- Una sartén o wok
Los ingredientes:
- Aceite
- Maizena
- Agua
- Sésamo
- Semillas de amapola
- Pollo
- Pimienta blanca
- Nuez moscada
- Sal
- Miel de romero
- Mostaza a la antigua
El proceso:
Lo primero (y casi único) que haremos será preparar la mezcla de la carne. El pollo, cortado en daditos, irá a un recipiente en el que se echarán maizena, pimienta blanca, sal, nuez moscada, sésamo, semillas de amapola y un poquito de agua.
La idea es que los daditos de pollo queden bien cubiertos de esa masa y que esa masa sea suficientemente consistente como para echarlo a la sartén y que se quede pegado al pollo.
Mientras la masa espesa, prepararemos la salsa de mostaza. Un recipiente, mostaza antigua, miel de romero, batir y...se acabó. Super sencillo, ¿no?.
Ya sólo nos falta conseguir que el pollo se cocine. Para esto necesitaremos nuestra sartén o flamante wok con aceite muy calentito. Echaremos con cuidado la masa y tendremos más cuidado aún cuando las amapolas y el sésamo empiecen a hacer salto de altura. Cuidadito, cuidadito...
La finalización:
Este plato me lo he planteado, quizás erróneamente, como un simple plato de nuggets con salsa. Así pues, he dispuesto los "nuggets" en una montañita y al lado la salsa dulce de mostaza.
Todo a mano (y nunca mejor dicho) para cogerlos, untarlos y deleitarse con su combinación de sabores.
Me encanta el contrastes de sabores de este pollo. Bss
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