Inauguramos una sección que aún no sé por qué no existía en este blog: Salsas y marinados.
Como bien dice el amigo Mikel Bilbao, "las salsas son la base de muy buenos platos!!! una buena salsa puede arreglar un producto no muy bueno". Y yo añado: "o destruir uno increíblemente bueno".
En cualquier caso, la idea es ir enseñándoos las salsas y marinados que vayamos usando en nuestra cocina y acabar haciendo variaciones sobre las mismas.
Hoy, empezaremos por una salsa clásica revisitada y con un toque excepcional que gustará a todos: la salsa de tomate.
La receta es muy simple, aunque se alarga bastante en el tiempo.
Lo primero que vamos a necesitar es tomates naturales, pimientos verdes (yo he usado de los italianos, estos que son finos y alargados) y cebolla.
Como inciso, y fruto del comentario de Roberto a este mismo post, diré que lógicamente las buenas recetas salen a base de buenos ingredientes. Unos tomates malos en una salsa de tomate...pues eso, catástrofe clarísima. No pasa lo mismo con el vino, que para mí ha de cumplir la misma regla que en el calimocho: la mejor cocacola, el peor vino. Así pues, elegid a conciencia unos buenos ingredientes y no tendreis ningún problema :)
Hecho el inciso, volvemos a la cocina y ponemos a pochar la cebolla y el pimiento, que irán cortados en cachos grandes. Lo tendremos a fuego muy lento, con un poco de aceite. Cuando vaya ablandándose, añadiremos el tomate, también cortado en cachos gruesos.
Cuando el tomate ya lleve un buen rato en la sartén, cazuela o wok, empezaremos con la locura de especias y añadidos.
Vino tinto será lo primero que echemos. No es necesario un vino tinto exquisito, de hecho yo he echado uno bastante peleón y ha quedado rico.
Antes de pasar al listado final de ingredientes, he de especificar cantidades aproximadas de lo que ha sido la base:
- 3 tomates medianos
- 2 pimientos italianos medianos
- 1 cebolla grande
- 1 chorro de vino tinto
Pasado un ratito echaremos todo lo demas, que es lo siguiente:
- Un pellizco de sal ahumada
- Medio cubito de verduras
- Una cuchara de café bastante llena (con un buen copete) de mostaza a la antigua
- Un chorro generoso de ketchup, más o menos como una cuchara sopera
- Media cucharada de café de ras el hanout o curry en su defecto
- Una cucharada de café de albahaca
- Una cucharada de café de orégano
- Una cucharada de café de hierbas provenzales
- Una cucharada de café de pimienta blanca
Obviamente esto ya queda a la elección de cada cual, pero con estas medidas, más o menos os tiene que quedar dulcillo y muy rico.
Cuando ya tengamos todo bien mezclado, lo dejaremos que rebaje hasta que se quede con poco líquido. Es ahí donde echaremos algo más de medio vaso de agua y dejaremos que vuelva a reducir. Este proceso lo repetiremos dos veces, para que se concentren bien todos los sabores.
Una vez hayamos reducido por última vez, lo pasaremos todo por la batidora y por uno o dos coladores (depende de lo exquisitos que seamos), dejándolo listo para servir :)
¿Y qué podríamos hacer para mejorarlo? Bueno, existen varias versiones.
Para empezar, podemos sustituir el cubito de verduras por un poco de salsa Worcestershire o Perrins (son lo mismo). Esto le dará toque salado, sabor concentrado de carne y un (muy) ligero picante.
Podemos añadirle un poco de salsa de soja. Tendremos efecto salado y ligero toque de pescado.
Incluso podemos cambiar el vino tinto por cerveza (muy) tostada (cuanta mayor graduación alcohólica, mejor). El sabor cambiará totalmente, pero seguirá estando increíblemente rico.
Podemos añadirle un toque picante, ya sea con cayena o con tabasco. El tabasco le dará sabor y poco picante, mientras que la cayena sólo le dará picante (o al menos esa ha sido mi experiencia).
También podemos echarle un poco de sésamo previamente tostado o pan tostado. Esto le dará un sabor muy peculiar que merece la pena probar.
Y así, con la tontería, al final tenemos una salsa base (tomate, pimiento, cebolla) que hemos convertido en una nueva, que luego se ha convertido en base para unas cuantas más, lo cual nos lleva al proceso creativo que todos deberíamos desarrollar: coger una base, ampliarla, convertirla en nuestra nueva base y probar modificaciones a partir de ahí.
Antes de finalizar, una gran pregunta: ¿con qué podemos usar esta salsa? Pues básicamente con lo que usaríamos una salsa de tomate normal: pizza, ternera, pasta con chorizo, pescado...
Mapache, te olvidas lo fundamental: elegir bien el tomate, que hay cada cosa por ahí... Mi frutera me vendió tomates de su huerto el verano pasado y todavía me acuerdo de su sabor.
ResponderEliminarTe enseñare la receta de mi salsa, para que puedas ponerla aqui.
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