Análisis previo:
En nuestro constante viaje buscando nuevas cervecerías gourmet, nuevas experiencias y nuevos amigos, esta vez hemos caído en Valencia. Concretamente en La boutique de la cerveza. Una tienda pequeñita, con bastante variedad de cervezas y una anfitriona a la que hicimos sufrir al pedirle tres recomendaciones. Y no porque no supiera qué ofrecernos, sino porque buscábamos algo tan sumamente especial y ya hemos probado tanto...que empieza a ponerse complejo.
En cualquier caso, no desfalleció, continuó y nos trajimos a casa una recomendación de rubia, morena y negra.
Hoy, analizamos a la rubia, que viene con sorpresa: Gruut blond.
Hace siglos, cuando no existían los códigos elaborados ni la informática, la gente se mandaba igualmente mensajes "encriptados". Una de las maneras que se usaban era la "anamorfosis catóptrica" (supongo que es así como se traduce). Con esto, y tal y como explican en el propio posavasos, los artistas, intelectuales y "magos" podían mandar imágenes eróticas e ideas "antisistema" al público en secreto.
Y de esto va la sorpresa de esta cerveza: ofrece una copa y un posavasos (conseguidos en Licorería Domingo, en Valladolid) que nos desvelan ese truco. Un posavasos con una mancha a priori sin forma ni sentido y una copa con un pequeño espejo exterior que desvela el secreto. Quizás en este caso no se aprecie demasiado bien, pero es una imagen de una señorita en posición insinuante.
Pero centrémonos y volvamos a lo que es la cerveza en sí. Esta es una de esas que no destacan precisamente por su etiqueta. Es una etiqueta más bien sosa, insulsa y que no atrae ni lo más mínimo. Un fondo color mostaza, unas típicas letras "de abadía" y el medallón de Gruut. Un poco de decoración verde y roja por debajo de ese medallón, pero sin llegar a atraer a la vista. De hecho, si no fuera porque yo ya la conocía y quería probarla, probablemente hubiera pasado desapercibida.
Hay una cosa que diferencia a esta cerveza y que sí que la hace especial: parece ser que no lleva lúpulo en su receta. Al menos, según el idioma en que leas la composición. Si eres italiano, lleva. Si no, no. Entonces, ¿qué hacemos? Pues irnos a la página oficial de Gruut e intentar ver si esclarecemos este asunto. Efectivamente, no menciona el lúpulo, pero sí "hierbas" (igual que otras muchas críticas que ya se han hecho de esta cerveza). Así pues, obviaremos la composición italiana y supondremos que es errónea o que "luppolo" en italiano no es "lúpulo" :)
La cata:
Una vez abrimos la botella, percibimos un olor intensísimo. Esta cerveza belga de 5'5º de alcohol nos saluda con un olor fresquito y atrayente.
La vertemos en la copa "mágica" y percibimos una cerveza rubia, color ámbar, turbia. Conseguimos una cabeza de espuma interesante, blanca, de un tamaño intermedio (1cm aproximadamente) que va desapareciendo lentamente y que no es ni muy densa ni muy ligera. Mirada al trasluz, me recuerda a ciertos cavas o champanes: agujas de burbujas perfectamente definidas y ordenadas. El tiempo se para y nos quedamos embobados mirando la cerveza a la luz del monitor.
¿Y a qué huele exactamente una vez echada en la copa y reposada? Pues básicamente a nada especial. Huele a lo que es: una cerveza rubia. Es un olor muy característico, típico de las cervezas "normales", que no llevan ningún tipo de aroma. En cualquier caso, agradable y apetecible. Eso sí, si la remueves lo suficiente y hueles profundo, podrás encontrar un característico "regusto" a manzana ácida.
¿Y en boca cómo va? Pues la verdad que bastante bien. La noto con cierto espesor, densidad muy bien entendida que hace que no sea masticable, pero tampoco agua.
Al principio esta cerveza engaña: es belga, pero es como estarse tomando una alemana. Si habeis experimentado muchas cervezas, sabreis a lo que me refiero. Es curioso, como mínimo.
A medida que vamos avanzando la cata, su sabor se torna ligeramente amargo (sobre todo cuando has acabado de tragar), suave, elegante, fresquito. Se nota la malta, pero sin excesos, todo muy equilibrado. Finalmente, queda una ligera sensación como de sidra, lo que engancha con el olor manzanero que mencionábamos antes. Algo afrutado ácido, con esa ligera sequedad que dejan champanes, sidras y similares. Ya cuando no queda prácticamente nada en el vaso, cuando estás rematándola y ya está más que atemperada, empieza a ganar terreno un sabor malteado dulzón bastante rico. Para no variar, la sensación de caramelo en los labios se hace notable llegado este momento.
En cuanto al tema burbuja, puedo decir que es más o menos como la típica cerveza de caña: tiene, pero no aburre ni llena hasta que te sale por las orejas. Ligeramente picante en la lengua y agradable de tener.
¿Y el tema de la graduación alcohólica? Pues la verdad es que a pesar de tener sólo 5'5º, parece que se sube un poco demasiado. El alcohol no se percibe mientras se está bebiendo, pero luego...vaya, parece que sí que tiene alcohol :)
En conclusión, estamos ante una botella de 33cl de cerveza belga más o menos suave que no usa lúpulos. El ácido, seco y amargo que caracteriza esta cerveza hacen de ella un clarísimo candidato a un buen pescado, marisco o incluso como postre (al menos es con lo que yo me lo tomaría, vaya).
¿Recomendable? Sí, si no esperas una cerveza épica que le dé un giro de 180º a tu existencia. Si quieres variar y encontrar una nueva experiencia relajada, ésta es tu cerveza. Si quieres cocinar y hacer un caldo diferente, ésta es tu cerveza.
Yo, repetiría :)
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