Análisis previo:
Llevábamos tiempo detrás de la cerveza que vamos a catar hoy. Primero, por ser artesanal. Segundo, por ser edición limitada. Tercero, porque habíamos visto bastante movimiento en el mundillo con esta cerveza. Cuarto, porque era de Sagra y aún no habíamos probado ninguna suya. Y quinto, aunque no menos importante, porque era una cerveza "de postre" (o al menos, ideada fundamentalmente para acompañarlos).
¿Y cuál es esta cerveza? Sagra Bohío, una cerveza triple de alta graduación hecha en colaboración con el jefe de cocina de un (aparentemente) famoso restaurante de Illescas (Toledo), El Bohío. Digo lo de aparentemente, porque yo creo que no había oído hablar ni del tal restaurante ni del tal señor, pero tiene una estrella Michelín y se llevó en 2010 el Premio Nacional de Gastronomía. Aunque este tipo de galardones nunca me han acabado de convencer (ni a mí, ni a mucha gente), supondremos que es suficientemente famoso y bueno y que yo soy un ignorante (que también).
El caso es que, con o sin jefe de cocina, queríamos probar esta cerveza y por fin conseguimos encontrarla un hueco de cata, así que la compramos. Y he aquí el primer problema: comprarla. ¿Por qué? Porque es exageradamente cara. Para que os hagais una idea, 3 euros el botellín de 33cl y por lo que he visto no era (ni de lejos) el sitio más caro. Una auténtica aberración para el bolsillo medio.
Por eso este tipo de premios y colaboraciones no me gustan: porque suele ser un pretexto para acabar ofreciendo un producto más o menos bueno a un precio exagerado e inflado. Si ya le añades el "edición especial" o similares, tienes (a priori) el negocio del siglo. No entraremos en psicología y en cómo estas cosas influyen a la hora de comprar o desear un producto. Cerré los ojos, abrí la cartera y mi tarjeta de crédito hizo el resto.
Hay quien esgrime que es un precio aceptable teniendo en cuenta lo que cuesta en los bares los botellines. Precisamente por eso intento no ir a bares: las inflan una barbaridad porque "son artesanas" o "vienen del extranjero". Lo siento pero no, no me sirve esa "razón".
Y en esta situación nos encontramos: una cerveza que ya de primeras me está doliendo comprarla y a la que defienden con argumentos bastante flojos. Ni jefe de cocina, ni premio, ni colaboración, ni artesanal, ni exclusiva, ni porque sea de postre, ni nada de nada. Bueno, sí, si me dices que es esencia de la punta del cuerno de un unicornio infusionada en lágrimas de ángeles. Entonces me creo que una botella de tu cerveza en un supermercado cueste 3 euros y sea probablemente la más cara de las que ofrecen, incluyendo las de importación que en otros sitios "normales" no tienen.
Intentamos olvidarnos de todo esto y empezamos el análisis. Una botella hiper sobria (negro y ¿dorado?, lo siento, soy pésimo con los colores) sin nada realmente destacable en las etiquetas. Desde luego, pasa completamente inadvertida salvo que la vayas buscando explícitamente. De hecho, me recuerda a una botella de vinagre balsámico, así que supongo que es una de las razones por las que siempre he pasado por encima de ella sin prestarle demasiada atención.
En contenido las etiquetas son básicamente lo mismo de siempre: nombre, variedad, composición y un breve resumen de la historia de la cerveza. Historia que entiendo como un intento de márketing justificativo / justificante / justificador (o como se diga) del precio: un texto con palabras muy bonitas y frases perfectamente redactadas (que claramente ha redactado alguien de márketing y que es lo que se usa en las referencias que hemos encontrado por internet) para acabar diciendo que dos señores se han juntado, han diseñado una birra y la han puesto a la venta, recordándote que uno de esos dos señores es maestro cervecero y el otro un jefe de cocina que... bueno, ya os sabeis la historieta.
Nos sorprende la graduación de la cerveza: 10'4º para una cerveza de postre. Alguno dirá "bien que te tomas un chupito o un vino dulce y son de más graduación". Efectivamente: un chupito, no un botellín. Sinceramente, por mucho que os empeñeis no me voy a beber una cerveza en el postre, simplemente porque no es lo que más me llama al terminar una comida.
La cata:
Procedemos a la apertura y a olfatear un poco. Una sensación alcohólica sin vergüenza alguna nos saluda y nos presenta a sus acompañantes: algo asidrado y algo entre cafetero y regaliz. Incluso, apurando un poco, algo herbáceo y cítrico que le dan un ligero frescor a la cerveza.
Vertemos en la copa y vemos una cerveza de color marrón oscuro cercano al negro. Aparece una espuma blanca densa con ligeros toques marrones que desaparece demasiado rápido y de la que, con el tiempo, no queda ni rastro. Y no queda ni rastro a la vista en forma de espuma, porque en cuanto la remueves un poco por la boca esto se convierte en una fiesta "amateur" de la ídem (amateur porque aunque hay, no es una exageración), dificultando un poco el poder disfrutarla correctamente.
Percibimos que inicialmente tiene, tal y como dice la etiqueta, sabor a café y quizás algo a caramelo que a medida que pasa el tiempo desaparece para convertirse en algo más asidrado y herbáceo o floral que otra cosa. Y es precisamente este asidramiento el que se nota desde un principio sobre todo al tragar. Un regusto que, vale venga, no me lo esperaba tan intenso y me ha gustado :)
A lo largo de toda la cata acompaña la sensación alcohólica poco disimulada, junto con poco amargor, algo de acidez, poca maltosidad y poca sequedad a pesar de la alta graduación.
En cuanto a densidad, nos encontramos con una cerveza de cuerpo medio - alto, como se esperaba que fuera. La cerveza en sí no nos ha resultado refrescante. A pesar de tener sus burbujitas finas y algo picantes, pero no logra transmitir la sensación de frescor que consiguen otras cervezas.
Y ya está. La verdad que nos hemos quedado un poco decepcionados y desilusionados con esta cerveza. No vamos a decir que es mala, desde luego, porque no lo es. También es cierto y justo decir que a nosotros no nos aporta nada nuevo que no se haya visto ya un millón de veces. De hecho, nos ronda por la cabeza permanentemente el recuerdo de otra cerveza muy muy parecida e industrial, aunque no hemos sido capaces de identificar cuál.
Dicen que esta cerveza tiene una cualidad importante y es que es digestiva. Eso hay que reconocerlo: es de los pocos días que la cena con cerveza ha sentado fenomenalmente bien, así que supongo que esto le da un punto positivo.
En definitiva:
Estamos ante una cerveza que por un precio inflado ofrece lo mismo que otras más baratas.
Consideramos que esta cerveza es una excentricidad que puedes tomarte un día tranquilamente y darte el lujo.
¿Que es artesanal? Bien, es de esperar que se cuidará un poco más la elaboración.
¿Que ha colaborado el jefe de cocina de El Bohío? Me parece fenomenal, aunque realmente creo que no aporta nada que no pudieran hacer solo la gente de Sagra. Márketing para hacer que la cerveza (y la marca) circule más por el mundo.
¿Está buena? Por supuesto.
¿Recomendamos probarla? Obviamente, sí, aunque sea por el hecho de tomarla.
Pues yo tengo la versión de 75 cl... a casi 10 euros! Y aún no la he probado. Las de este tipo las suelo sacar en familia para acompañar postres igual que algunas Imperial Stout. En cuanto al Bohío seguramente es el restaurante más 'famoso' de Toledo pero no he estado allí y desconozco la implicación de sus chefs con la birra
ResponderEliminarOye, pues comentanos cuales son las baratas que se parecen a esta!! Que a mi me encanta!! :D
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