Análisis previo:
La cerveza que nos ocupa hoy es una de mis favoritas, al menos en su versión rubia. La tostada u oscura hacía mucho tiempo que no la probaba, así que he decidido que ya iba siendo hora de hacerlo.
La Budejovicky es una cerveza checa, sitio donde me apuesto algo a que se consume esta cerveza como nosotros consumimos... bueno, ya sabeis lo que consumimos. Esta cerveza es considerada y llamada la Budweiser checa aunque, sinceramente, espero que sea porque Budweiser es la madre de la cerveza porque como pretendan hacerme creer que Budweiser y Budejovicky son lo mismo... ejem ejem ejem, permítanme que me levante y abandone este local :)
Lo primero que observamos es la botella. Un 1795 blanco sobre fondo rojo no asalta y es prácticamente lo único que se ve, porque centra una y otra vez la atención. La etiqueta en sí es bastante insípida, sin nada especial remarcable salvo un sellito en la parte de abajo que viene a significar algo parecido a nuestro "denominación de origen": garantiza o certifica que los productos usados de base tienen determinada calidad, que está hecho según métodos tradicionales o que tiene cierta reputación dada su ubicación geográfica.
La parte de atrás poco nos indica que no sea lo mismo de siempre: la "receta" en mil idiomas, su graduación alcohólica y poco más.
Esta cerveza se presenta en formato de medio litro, con un 4'7% de graduación alcohólica. Una graduación más que aceptable que la hace muy apta para tomar a cualquier hora del día. Así pues, en lugar de una caña normal, ésta puede ser una buena sustituta si estás en casa o si tienes la suerte de encontrarla en algún sitio.
La cata:
Abrimos la botella y nos dejamos de análisis. Un fuerte olor de caramelo y malta inunda, literalmente, la cocina de la madriguera. Salvaje e increíble. Vertemos y vemos una cerveza ciertamente oscura, marrón y con poca espuma. Espuma fina, que desaparece rápido y de ligerísimo matiz marrón.
Pero, ¿qué pasa si se mira poniéndola al sol? Esta Budejovicky nos sorprende con un precioso color rojizo. Marrón oscuro a la "sombra", marrón rojizo al sol.
Olemos dentro de la copa y seguimos percibiendo ese perfecto olor acaramelado y maltoso. Percibimos ciertos toques cafeteros, chocolateros y a ese tostado que te hace recordar... bueno, no soy capaz de centrar lo que me recuerda, pero es un toque de quemadito perfecto.
Procedemos ansiosos a darle un primer sorbo. Sorprende la cantidad de espuma en boca para la poca que forma en copa. Ojo, que no digo que monte un show, sólo digo que en comparación es sorprendente. La realidad absoluta es que no hace demasiada espuma, lo cual, como bien sabeis, nos gusta :)
¿Y qué sabores se perciben? Pues claramente un sabor acaramelado tostado y maltoso. Ése es un sabor que no te vas a quitar de la boca, igual que una sensación constante de estar rebozado de caramelo en los labios.
A medida que se va atemperando, notamos un nuevo y sorprendente sabor: miel oscura en el postpaladar. Cabe decir que esta cerveza es completamente anti-amargor. Dulzona, acaramelada, torrefacta... un lujo para los sentidos.
En boca podemos observar también la calidad de la burbuja. Antes comentábamos que no montaba demasiada espuma, pero sí podemos decir que la burbuja se nota una barbaridad, pequeñita y picantona, añadiendo una nueva dimensión extra muy interesante. Y me parece interesante por el hecho de que a mí me apetece más una burbuja fina picante con una rubia fresquita herbácea que, por ejemplo, con una Guinness. En cualquier caso, burbujita picante mediante, tenemos una combinación que no desentona.
Sobre el tema alcohólico, se puede decir que realmente no hay mucha sensación. Ni en boca, ni en olfato, ni en borrachera. No estamos ante una de esas cervezas de baja graduación que al día siguiente te va a dar una resaca espectacular y que te deja noqueado. No, estamos ante una especie de refresco de malta, con burbujas y algo de alcohol. Lo justo para una tarde después de trabajar :)
Y poco más se puede decir, salvo que he podido recordar por qué es una de mis favoritas para "el día a día": porque es fácil de tomar, sorprendente de principio a fin y muy muy muy reconfortante y agradecida. Y si quereis una receta con ella, probad a reconcentrarla con unas pocas verduras (cebolla, puerro, ajo, pimientos...) y restos de pollo, jamón, cerdo, ternera o lo que pilleis e id echándselo a un solomillo de cerdo mientras se hace al horno :)
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