domingo, 23 de octubre de 2011

La Pitería, Madrid

Hace un par de años, cuando vivía muy muy lejos de mi trabajo, los viernes a mediodía comía en algún restaurante de precio más o menos asequible y cercano. Un día, apareció en una lista de "restaurantes de menú barato de Madrid" una pitería.

Un viernes decidimos aventurarnos e ir a La Pitería, dado que cumplía con cercanía y baratura, y además la mayoría de las críticas eran favorables.

Aquel día, cuando llegamos a Ponzano 48, vimos un restaurante de decoración bastante sutil (sin excesos, vaya). Entramos y nos atendió un señor bastante simpático. Nos llevó a nuestra mesa y nos dejó un par de cartas para elegir nuestro menú.

Aquí llegó el primer "problema". La carta es, literalmente, gigantesca. Hay dos vertientes de crítica para esta filosofía: que es muy malo o que es muy bueno. Muy malo, porque es casi inasumible para el restaurante poder mantener una carta muy extensa, salvo que prácticamente todo lleve los mismos ingredientes (no es el caso). Muy bueno, porque el cliente es muy complicado que no encuentre al menos una cosa que le apetezca.

Mientras intentábamos elegir en aquel océano de posibilidades, nos trajeron (cortesía de la casa) un pequeño recipiente con salmorejo (o gazpacho, o salsa de tomate, o algo así similar) para untar con unos cuantos panecillos de diferentes tipos y tostados.

Recuerdo que nos pedimos un par de ensaladas y que yo elegí la pita de cerdo agridulce (qué si no, jeje).

Cuando el camarero apareció con la ensalada, nos asustamos. Aquello eran las típicas ensaladas que te haces en tu casa o que haces para un par de personas. Acostumbrados a ensaladas tontas que caben en un plato de postre, aquella ensaladera imponía. 

El segundo plato no defraudó. Una pita llena a rebosar de cerdo agridulce. Cerdo agridulce que, perdónenme en los restaurantes chinos, estaba excelso.

Finalmente, un postre consistente en una tarta cada uno (de ración generosa) y un chupito cortesía de la casa.

Considero que un restaurante se debe apoyar en unos pilares básicos: Calidad de alimentos, oferta variada y creativa (original, como querais llamarlo) y otro tipo de cosas como la limpieza y simpatía-eficacia del servicio. En este caso y aquel día, lo lograron.

Tanto es así, que siempre que quiero tener una comida especial con alguien, intento ir allí. Es un sitio que, lamentablemente, casi siempre está vacío. Las veces que he ido hemos coincidido con muy poquita gente.

Si tuviera que hacer un pequeño resumen de lo que es La Pitería para mí, lo dejaría en los siguientes puntos:
- Ambiente tranquilo y muy agradable. Está en una zona en la que no hay casi ruido, ni tráfico.
- Decoración sin estridencias.
- Música ambiente que es de los 80-90 (con lo cual a mí, me encanta). Como no todo va a ser bueno, diré que hay días en que quizás esté un poquito más alta de lo necesario.
- La cantidad y calidad de los alimentos creo que es más que aceptable para el precio por el que sale el menú (o el precio de las cosas directamente de la carta). 
- Puedes encontrar pitas simples, complejas e imaginativas. En breve intentaremos sacar una inspiración sobre una de mis favoritas (y no, no será la del cerdo agridulce).
- El servicio es suficientemente rápido, eficaz y atento (aunque a veces se pasen de rápidos). La enorme oferta de pitas no implica un descalabro de peticiones que desembocan en "no tenemos de esto". De las múltiples veces que he ido, sólo lo he oído tres veces. Si tenemos en cuenta que ofrecen unas 40 pitas diferentes, que siempre voy a final de la semana, y que en restaurantes con carta muchísimo más cerrada me han dicho varias veces que no disponían de algún plato...no creo que sea algo a tener en cuenta.
- Los postres son buenísimos. Sobre todo las tartas...
- Se agradece el detalle del aperitivo y chupito gratis :)

Hace poco volví por allí, ya en calidad de mapache. Concretamente, el 16 de octubre. El equipo de La cocina del mapache feliz disfrutó de una muy buena ensalada (incluso con las ensaladas es muy difícil elegir) a medias y de un par de pitas muy ricas. Dos postres y dos chupitos, y a dar un paseo.

¿Volvería? Sí, y de hecho lo haré.
¿Lo recomendaría? Creo que ha quedado claro que también.

La Pitería, en Ponzano 48, Madrid, es uno de esos sitios que creo que desconoce la gente y que entristece ver medio vacío mientras otros restaurantes de muy dudosa calidad (o directamente pésima) y muy caros (relación calidad-precio) están permanentemente abarrotados.

Por si teneis curiosidad, la página web ("algo" desactualizada) de La Pitería os puede descubrir cosas como que la ensalada que comimos en nuestra última visita (la ensalada modestia aparte), está hecha en honor a uno de los fundadores de La Pitería, el vocalista del grupo Modestia Aparte.

Y por cierto, que si no os gustan ni las pitas ni las ensaladas, podeis disfrutar de pasta...y ¡¡ de menús infantiles !!.

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