jueves, 8 de septiembre de 2011

Cooper's Sparkling Ale


Análisis previo:


La visita y cerveza de hoy corresponden a Licorería Domingo, en Valladolid.

Este sitio, del que ya os hablé hace tiempo, es una pequeña licorería en la que caben un montón de licores, cervezas y productos gourmet asociados. Es, entre otras cosas, el sitio donde encontré Belzebuth, la colección de Flying Dog y las huevas de erizo de mar que usamos hace poco en una receta espectacularmente sencilla y sencillamente espectacular.

La cerveza que nos ocupa es una rubia, australiana y con ciertas cosas interesantes: Cooper's Sparkling Ale.

Tenemos ante nosotros una cerveza artesanal, australiana, de tipo ale y de tamaño "estandar de 375ml". Sinceramente, no sé para quién será estandar, pero para mí en España... no demasiado. Como diría Obélix: "están locas estas colonias inglesas".

Tonterías a parte, la verdad es que cuando me ofrecieron esta cerveza, no me convenció demasiado. Una botella muy sobria, sin nada que destaque (quizás su forma sea lo más original) a excepción de un canguro rojo en el cuello. No es que piense que las cervezas tienen que tener una etiqueta muy chula para que estén buenas, pero oye...todo entra primero siempre por la vista, ¿no?

Al abrirla, vemos que el tapón es de rosca. Bien, el abrebotellas guardado, silbidito mirando al infinito y aquí no ha pasado nada. Procedamos a la cata, por favor, y olvidemos este asunto :)

Para más información: www.coopers.com.au

Y como consejo final, si entrais en su web, hacedlo en la sección "The hall of beers", dado que al seleccionar una te da la posibilidad de ver un pdf con recetas hechas con esa cerveza. Interesante, ¿no?.



La cata:


Olfateamos dentro, y notamos un ligerísmo olor a malta y, por qué no, a madera húmeda (o a obra de una casa, cuando está todo el yeso fresco).

Echamos la cerveza y vemos que no es turbia. Es lo siguiente. Caen pedacitos de cosas blancas y luego queda todo lleno de posos en suspensión por la jarra. La primera idea que se cruza por la cabeza es: "maldita sea, está mala". Pero no, error gordo: es algo que tiene que estar ahí y que puede echarse o no.

Vayamos por partes:
1- Puede echarse o no. Todo eso que aparece flotando por ahí son levaduras. Si la echas, dice el fabricante que le dará un ligero toque a nuez. Si no lo echas, la cerveza quedará más limpia (aunque seguirá siendo turbia) y no tendrá el sabor a nuez.
2- ¿Qué pinta la levadura ahí? Esto es una de las características de esta cerveza: segunda fermentación en botella. Esto hace que se mantenga mejor, que tenga más sabor y más gas natural. Y además, es bueno para el organismo porque tiene vitamina B.

En cualquier caso, el ritual propuesto por el fabricante, incluye agitar "rodando" (como si fueras a hacer un churro con plastilina en tus manos, vaya) la cerveza para que se mezcle bien toda la levadura con la cerveza.

Pasado el susto inicial de "¿estará mala y moriré si me la tomo?", podemos centrarnos en mirarla y apreciar su belleza. Como ya hemos dicho, es turbia, pero tiene un bonito color anaranjado que da gusto mirar. También podemos observar un burbujeo constante. Hay gente que lo considera "como champán fino". Yo, que no soy de champanes (ni finos ni gruesos), no opino.

Una vez en boca, la cerveza es amarga. Más de lo que cabría esperar. Deja ligera sensación de sequedad en la boca pero sin excederse. Y sí, el típico pegajoso de la malta también se deja notar, aunque no como sería en una cerveza negra.

Sobre graduación alcohólica, observamos que tiene más bien poca (5'8º), lo que la hace apta para beber y repetir.

Y repetir es lo que haríamos, porque a parte de ese toque amargo y de ese toque de burbuja "sparkling" que tiene, le podemos sacar incluso un ligero sabor afrutadito. No sé a qué exactamente, pero a algo ácido.

Podría seguir divagando sobre esta cerveza. Creo que a estas alturas no es necesario, así que pasaré a un resumen super resumido de un par de líneas.

Estamos ante una cerveza artesanal australiana poco alcohólica, rubia turbia anaranjada, de fácil consumo y ligero toque picante en la lengua, de sabores amargos ácidos y a nuez.

¿Recomendable? Desde luego que sí.

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