lunes, 5 de septiembre de 2011

Bière des ours


Análisis previo:


Hoy traemos una cerveza de La maison belge, subsección Madrid. Esta tienda de cervezas la encontré casualmente mientras buscaba piso y decidí que tenía que volver un día con tiempo y dinero. Allí conocí a Rico, su amo y señor, un personaje muy simpático que me recomendó un par de cervezas.

Esta que nos ocupa, es una de ellas: La Bière des ours.

Hoy no empezaremos por la etiqueta, sino por su procedencia. Es una cerveza belga (¿a alguien le cabía alguna duda?), rubia y especial en el sentido de que uno de sus componentes es la miel. Y no me refiero al típico "bueno, tenemos una cerveza, echémosle miel" sino al sentido de "mientras la hacemos, echémosle miel para enriquecerla".

Por si alguien quiere echar un vistazo, la manufacturera de esta cerveza es La binchoise que, a la postre, es la misma cervecera que embotella la marca "La maison belge".

Esta cerveza se nos presenta en un botellín de 33cl, al más puro estilo Duvel: pequeñita y regordeta. La etiqueta, discreta al máximo, destaca por tener una silueta-sombra-dibujoartístico de un oso pardo. El oso que, según la gente de la brasserie, sugiere que la cerveza lleva miel. Yo, no sé por qué, hubiera apostado más por una abeja o una colmena pero oye, cada cual relaciona animales e ingredientes como quiere :)

Alta fermentación y segunda fermentación en botella es lo que nos espera cuando abramos esta botella. ¿Procedemos?



La cata:


Al echarla en la jarra, apreciamos una barbaridad de espuma blanca de densidad media y color blanco nuclear que permanece el tiempo suficiente para que sepas que está ahí. Luego, por suerte, desaparece casi toda.

Una de las cosas que me llama la atención es el constante burbujeo. Mirada a trasluz podemos observar miles de millones de burbujitas en su viaje desde el fondo hasta la superficie. Eso, y que la cerveza es turbia. Rubia, ámbar y turbia. ¿Y por qué turbia? Poresa segunda fermentación en botella de la que hablábamos antes.

A pesar de tener una graduación alcohólica de 8'5º, la sensación no es como otras de similares características. Se puede tomar tranquilamente y no estar tirado por el suelo visitando mundos exteriores con cara de tonto y la mirada perdida. Sorprendente. Eso sí, tampoco lo entendais como que podeis tomaros diez seguidas: no sería buena idea.

Lo que sí destaca es que es muy "picante" en la lengua gracias a sus burbujas, que no tiene demasiado amargor y que al final, menos mal, deja un ligero regusto a miel. A lo largo de la degustación, observareis probablemente que vuestra lengua va quedando "suela de zapatilla". No es la típica sensación de suela de zapatilla por garrafón, sino una sensación un poco más agradable. Extraña, pero llevadera.

Una de las cosas por las que no me encanta esta cerveza es por lo que la Duvel no me gusta: al entrar en boca si tienes poco cuidado, puedes acabar echando espuma hasta por las orejas. Probablemente, si hoy tuviera un mal día, esta cerveza pasaría directamente a mi estante de "Cervezas increíbles para cocinar pollo". Ojo, esto no es malo sino más bien todo lo contrario: jamás le haría eso a un pollo con una Mahou :)

Finalmente, mientras la cerveza va cogiendo temperatura, aprovechamos para echarle un vistazo al tema olfativo. Es fresquita, lo cual se agradece, y las fosas nasales no chillan de dolor por el asunto del alcohol. Alta graduación, sí, pero no se nota demasiado (lo cual supongo que puede llegar a ser peligroso). Si estás acostumbrado a cocinar con miel sabrás que aunque muy escondida, está ahí también en la "cata nasal".

En definitiva, una cerveza interesante, artesanal, rubia fresquita y picante, de una alta graduación que engaña y con un oso en la etiqueta (esto, sin duda, lo más importante). ¿Para tomar? Muy rica. ¿Para cocinar? Seguro que espectacular.

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