Análisis previo:
Llevaba tiempo esperando encontrarme con esta cerveza en una gran superficie. Supuestamente debía haber estado siempre pero, por mala suerte o casualidad, nunca estaba. Sin embargo, esta última vez que he ido a comprar estaba allí esperándome y no desaproveché la oportunidad.
Esta cerveza, hija de Sagra, nace con la intención de acercar su producto a la gente de a pie, concretamente a la gente joven (lo supondremos a raiz de la foto de su página que, para lo que hay, mejor no tener nada porque a mí al menos no me ofrece demasiada información).
Se vende bajo la diferenciación de ser la primera cerveza artesana española filtrada. Sinceramente, no sé si es así o no, pero no sé cuál es la necesidad de filtrarla :)
También presume de usar producto 100% de la tierra, lo cual es lo mínimo que debería exigirse a las cervezas artesanales: localización y productos de la tierra. Sigo diciendo que una cerveza artesanal que está en toda España (o ya incluso fuera de la misma), pierde un poco de su esencia.
Empezamos por la botella. Dado que es la versión Negra Ale (hay rubia y roja), la etiqueta es azul claro (juas). En la parte delantera sale, además del nombre de la cerveza, un burro con gorro quijotesco y un "algo" en la boca. El tal burro, irremediablemente, me recuerda al de Shrek. ¿Coincidencia?.
En la parte lateral se nos explica un poco de qué va esta cerveza y se nos cuenta una pequeña pequeñísima historia introductoria sobre el origen de la cerveza: un homenaje a cómo el burro de Sancho deseaba convertir en cerveza toda la cebada que encontraba a su paso.
El resto de la etiqueta se dedica básicamente a contarnos lo de los productos castellanos y cómo será nuestra cata. Más o menos: negra, ligera, stout, con sabor y aromas a chocolate y café y ligero toque amargo floral.
En fin, que no nos liamos más y la atacamos...