Análisis previo:
Volvemos a las catas de cerveza con un clásico: Paulaner Salvator. Esta es la versión "oscura" de la Paulaner de trigo que todo el mundo conoce y que seguramente haya probado alguna vez. Todo sea dicho, a mi las cervezas rubias alemanas de trigo me repelen un poquito en general porque me sientan bastante mal, así que siempre cojo esta cerveza con un poco de resquemor "por similitud".
Cabe destacar que esta cerveza se realiza siguiendo el mismo procedimiento desde el siglo XVIII. Concretamente, según la ley de pureza de Reinheitsgebot de 1516: sólo podían utilizarse agua, malta de cebada y lúpulo. La levadura, que no "existía" por aquel entonces, no se reguló mediante esa ley.
Consultando la botella que tenía en mi colección (de hace unos 8 años), podemos ver que no ha cambiado. Así como otras van cambiando cada cierto tiempo, esta no ha cambiado absolutamente nada en lo que es presentación. Sí, ha cambiado la distribución de los textos de la receta, pero poco más. La etiqueta mostraba y sigue mostrando a un típico fraile con cara de vicio (normal, si tenía a diario esta cerveza) y un señor de alta sociedad típico de aquellas épocas con una cara también de ligeramente perjudicado. Entre ambos, una jarra metálica rebosando espuma cervecera. El logo y la marca de la cerveza sobre un bonito madero decorado completan la etiqueta, muy "colonial" y "monjil".
La cata empieza y lo hace de manera un poco peculiar: leyendo la etiqueta y viendo que es un poco complicado clasificar la cerveza a primera vista. ¿Por qué? Porque la etiqueta no puede ser más confusa.
La definición en diferentes idiomas oscila entre bock, doble bock, negra, extra negra, tostada y doble negra. Uno se pregunta a la vista de ésto qué se va a encontrar, y...