Esta receta, de multicolaboración, es de las más sencillas que os vais a encontrar jamás en este blog. Más fácil que esta, quizás algún zumo o ensalada que hayamos hecho.
A todos (o al 99% de la gente al menos seguro) nos gustan los nachos y es un clásico. A muchísima gente le gusta la morcilla. Así pues, ¿por qué no hacer unos nachos de morcilla? Cuando se lo propuse a Embutidos Cuevas, me dijeron "eso ya existe, pero me gustaría ver cómo hacerlo casero". Y así ha sido, hemos llegado a casa, hemos sacado los instrumentos y hemos empezado. El resultado no ha sido exactamente el esperado (queríamos hacer unas chips estilo Pringles), pero en cualquier caso ha sido satisfactorio.
Como dije al principio, esta receta viene marcada por la multicolaboración. Una buena morcilla con pimiento rojo siempre es un lujo, así que continuando con el tema de los nachos, hemos pensado añadirle una mermelada de pimientos de los amigos de Trébol Mermeladas.
Tenemos así dos grandes productos en una receta sencillísima y sorprendente, para poner de aperitivo cualquier día con unas cervecitas ligeras:
- Morcillas de Embutidos Cuevas (no os haceis una idea del olor intenso que sale cuando se abre el paquete)
- Mermelada de pimiento rojo de Trébol Mermeladas (tampoco os haceis idea del sabor y color que tiene esta mermelada)
El material usado:
- Recipiente para mezclar
- Rodillo
- Horno
- Papel de horno antiadherente o en su defecto papel de aluminio
Los ingredientes:
- Morcilla de Embutidos Cuevas
- Mermelada de pimientos de Trébol Mermeladas
- Maizena y/o harina
- Huevo
El proceso:
Esta sección va a acabarse tan sumamente rápido que será hasta extraño. Cogeremos una morcilla y un huevo, que mezclaremos en el recipiente. Iremos espolvoreando y mezclando maizena como si fuera una masa (que al final, es lo que es), hasta que quede perfectamente manejable a mano descubierta. La mezcla ha de ser con calma, echando poco a poco e integrándola bien. Si llega el momento en que la propia masa se desmiga mientras mezclais, es que os habeis pasado. Tiene que quedar una masa homogénea, manejable, pero sin pasarse :)
En lo que hacemos la masa podemos ir poniendo el horno a 180 grados, para que vaya cogiendo calorcito. Sobre la masa he de decir que cuanto más huevo eches en proporción a la morcilla, más harina o maizena tocará echar y más se perderá el sabor (que es lo que me ha pasado un poco a mí).
Cuando tengamos la masa manejable, deberemos cubrir la bandeja de horno con el papel. Ahí extenderemos la masa (o fuera de la bandeja, pero al final tiene que acabar ahí para poderlo meter al horno :P) con el rodillo tan finamente como podamos. No os preocupeis porque se rompa o quede irregular, vamos a hacer una tabla gigante de morcilla que luego romperemos. Yo lo he dejado de un poco más de un milímetro de espesor, pero tendría que haberlo dejado bastante más fino. Si teneis hijos, ya sabeis: ponedlos a divertirse con el rodillo :)
Tened en cuenta también que, al dejar tan fina la masa, va a ocupar muchísima superficie y quizás os toque hacer dos tandas...
En el mismo momento en que hayamos extendido lo suficiente la masa, la meteremos al horno. ¿Cuánto tiempo? La receta en la que me he inspirado (chips de fabes), dice que unos 10 minutos. Yo lo he dejado 20 y ha salido con un crujiente increíble. Obviamente, dependerá del grosor que hayais dejado la masa, así que más o menos calculad eso: 20 minutos, un milímetro largo.
La finalización:
Dependiendo del nivel al que nos movamos, la masa deberá haber entrado al horno cortada o sin cortar. Si queremos algo informal, entrará como una tabla. Si queremos algo un poco más serio, necesitaremos hacer los cortes pertinentes.
Como nosotros lo hemos hecho para cenar en casa, no nos hemos molestado en cortarlo, sobre todo porque el toque "industrial" le quita la gracia. Así pues, cuando ha salido del horno, lo hemos dejado enfriar un poquito y lo hemos ido partiendo a mano. Se parte facilísimo, así que no os causará ningún problema.
Para acompañar, y en el centro, pondremos un poco de esa magnífica mermelada de pimientos que, por si alguno aún se lo pregunta, diremos: sí, sabe a pimientos.
Ahora ya sólo queda sacar el plato y disfrutar (son un vicio, así que cuidadito...).
Extraordinaria receta, enhorabuena
ResponderEliminarProbé ayer la receta. En vez de mermelada de pimientos utilicé tomates secos en aceite muy triturados. Utilicé un huevo, unos 70g de morcilla y suficiente maicena/harina como para que tener masa (hice dos tandas, una de maicena y otra con harina) Bien extendido, 15-20 minutos en horno.
ResponderEliminarEl caso es que aunque de sabor quedaron realmente bien y originales, la textura no era de "chips" sino desmigada, harinosa, como de galleta integral.
¿Alguien sabría decir cómo hacer para conseguir una textura "más de chips" y "menos de galleta"? Gracias
Hola Juan
ResponderEliminarPor lo que comentas, te dejo dos posibilidades:
- Que echaras más harina de lo que correspondía. Hay que ir echando poco a poco y calibrando. Si se desmiga mientras amasas, es que has echado demasiada.
- Que las dejaras demasiado altas. Si las dejas muy muy muy finas, resulta complicado que se puedan desmigar.
De hecho, yo ayer volví a hacerlas y no tuve el problema del desmigado.
Gracias por intentarlo y prueba de nuevo echando la harina o maizena de poco en poco, amasando, integrándola bien.
¡¡ Suerte !!
En el programa de Arguiñano, creo que Azak hizo algo parecido, y para que la masa quedase en una láminafina la puso "en sandwich" con dos bandejas de horno (iguales) Sobre una bandeja, papel de hornear, extender la masa sobre el papel, otra hoja de papel de hornear encima y, sobre ésta una segunda bandeja de horno, presionar un poco, y al horno. Supongo que eso facilita que queden finas
ResponderEliminarSí, soluciones hay muchas. Mi problema es que me paso de cantidad de masa y al final para que no se salga, la dejo muy alta :)
EliminarLa de las bandejas suele ser una, pero yo no tengo tantas, así que por mi parte completamente descartado :D
Muchas gracias por la aportación ;)