El pasado día 23 de noviembre, justo una semana después del maridaje de cervezas Yria en Cervezorama, tuvimos nuestra segunda batalla en el mundillo de los eventos.
Nuevamente nos veíamos en la situación de tener que maridar las dos variedades de cervezas Yria ante un público bastante más numeroso que la vez anterior: pasábamos de 8 (que al final fueron 7) a 20 (que al final fueron 22). Podíamos ir a lo fácil que era repetir los platos fríos que servimos en Cervezorama, pero esta vez disponíamos de más espacio y recursos, así que apostamos fuerte por una cena algo más elaborada.
Nuestro objetivo fundamental era "vender" las mermeladas y cervezas. Así pues, nuestro primer plato fue un entrante muy sencillo, variado y orientado a resaltar las cualidades de las mermeladas: tres tartaletas diferentes en las que usábamos las dos variedades (soy un privilegiado por tener la variedad Brown Ale, lo sé):
- Tartaleta de queso de rulo de cabra con mermelada Golden Ale
- Tartaleta de foie con mermelada Golden Ale
- Volován de caviar con mermelada Brown Ale
Podíamos haber optado por muchísimas más combinaciones, pero optamos por las más representativas y fáciles de conseguir. Otros ejemplos serían los siguientes:
- Arroz y no arroz con langostinos a la naranja y mermelada de cerveza
- Tosta de huevas de erizo de mar a la mermelada de cerveza
- Asia marina a las mermeladas
Y precisamente, con el arroz y no arroz, decidimos jugarnos el segundo plato. Concretamente, con una versión. Dado que ya habíamos probado las mermeladas, sustituimos su sabor característico y la naranja por una salsa agridulce de jengibre y miel. Al final el concepto se mantenía: agridulce y cítrico, por lo que siempre apostamos como seguro al maridar con la Golden Ale. Esta vez, hicimos bien la receta y usamos tres tipos de arroz: arroz blanco normal, arroz integral y arroz negro dulce glutinoso. Además, añadimos arroz salvaje frito que dejamos en unos recipientes a parte para que cada cual experimentara y jugara, completando así un espectro de sabores, texturas y colores muy apetecible. Finalmente, un poco de picado de langostino, y plato listo.
El asunto del langostino nos hizo pasar una prueba inesperada: había una persona alérgica y tuvimos que sacarle un nuevo plato sin langostinos. Asunto serio éste, así que, lección aprendida y ahora siempre preguntamos por alergias antes de cerrar el menú.
Una vez cerrado el maridaje con la Golden Ale, empezamos la sesión de Brown Ale. En la cata de Cervezorama nos quedamos con las ganas de llevar un buen estofado de carne. Esta vez no íbamos a dejar pasar la oportunidad, así que sacamos un estupendo estofado de ternera con una salsa de verduras y patatas. Yo lo vendí como "el estofado que comerías en casa de tu madre o tu abuela" y parece ser que acerté: todo un éxito. También cabe decir que usamos una botella de la misma Brown Ale como líquido del estofado. Color oscuro y sabor muy rico :)
Finalmente, aprovechamos y sacamos una versión mejorada de la mousse de chocolate con nata de frutos rojos. Mejorada, por el simple hecho de que esta vez la textura era más cercana a una mousse que a una natilla, porque la hicimos con mejores técnicas y porque no sufrió tanto transporte en condiciones dudosas (nunca lleveis mousses en el metro por las mañanas en hora punta, por el bien de vuestros postres).
Y poco más se puede contar de esta experiencia. Mucho trabajo, mucha gente contenta y al final, satisfacción por todo lo que se ha hecho.
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