Aprovechando el evento de maridaje de cena de navidad en Schoppen junto a Yria, decidimos hacer un clásico pastel de cabracho. Esa decisión duró más bien poco, justo hasta que vimos los precios del cabracho y las cantidades que íbamos a tener que usar. En su lugar decidimos usar merluza, salmón y surimi (palitos de cangrejo), para nuestra receta.
He de decir que las cantidades, receta, inspiración y etc las tomé prestadas de la página Recetas de rechupete, en la que hacen el susodicho pastel de cabracho, aunque al final sólo he cogido el concepto y me he saltado unas cuantas cosas.
El material usado:
- Moldes para el pastel
- Cazuela
- Batidora y su vaso
- Horno
Los ingredientes:
- Salmón
- Merluza
- Surimi
- Huevos
- Pan rallado
- Salsa de tomate
- Nata
El proceso:
Lo primero que tengo que hacer es especificar que la salsa de tomate en realidad no era tal. Simplemente cogí unos tomates, los trituré, colé y lo reservé. Quería darle un toque natural al pastel, así que prescindí de cocinarlo.
Una vez especificado esto, el proceso que queda es bastante rápido. Coger las cantidades especificadas (la mitad será merluza, un cuarto de salmón y otro cuarto de surimi), meterlas en una cazuela y dejar que se hagan tranquilamente en un caldo lo más rico posible. Si lo haceis con agua normal y corriente, reservadla para futuros platos. Si lo haceis sobre un caldo de verduras, os quedará un pescado más sabroso y un caldo más reutilizable aún.
Cuando ya tengamos el pescado cocido, lo iremos pasando por la batidora y lo haremos un buen puré. Cabe la opción de desmigarlo con las manos u otro procedimiento rudimentario y artesanal similar, pero a mí me encanta utilizar la batidora hasta para hacerme el café del desayuno (es broma). Con esto conseguiremos un puré muy rico, lo más uniforme posible (de verdad, hacedlo poco a poco y con algo de líquido si no quereis un infierno) que luego quedará mejor distribuido.
Ahora ya sólo queda mezclar todos los ingredientes que tenemos a excepción del pan rallado (prescindí igualmente de calentar la nata, porque se me olvidó) y procedemos a volcarlo en el correspondiente molde para horno. El pan rallado, junto con un poco de mantequilla nos servirá para untar el molde y que no se quede pegado el pastel. Hay gente que usa papeles especiales y demás, pero creo que es un gasto totalmente innecesario.
En nuestro caso, tuvimos a 180 grados algo más de una hora porque por alguna extraña razón aquello no había manera de que cuajara del todo. El caso es que luego se nos quedó un pelín pasado, así que recomendamos que hagais la prueba de hundir el cuchillo y cuando salga seco, retiréis el pastel.
La finalización:
Sólo queda dejarlo enfriar y consumir. Por experiencia propia, el pastel debería consumirse en máximo dos días, dado que a partir de ahí empieza a estar un poco...bueno, raro :)
Para presentarlo y consumirlo, utilizamos un puré de verduras (zanahoria, cebolla, puerro) junto con el tomate triturado y colado de antes. El resultado es un puré que sirve de salsa y que le va fenomenal. Si quereis otras opciones, le vendría bien un poco de mayonesa o incluso un alguioli para potenciar más aún su sabor marino. A vuestra elección queda...
Gracias por compartir la receta!!
ResponderEliminarUn placer :)
ResponderEliminarYa nos dirás qué tal te fue si la haces :)