Hace tiempo que Pepe Gorines "desapareció" de la faz de la tierra. Entrecomillo, porque este señor es un culo inquieto y siempre tiene algo entre manos o dando vueltas por la cabeza. Terminó su aventura en Cilantro y hace unos días abrió un nuevo local llamado Gastroterapia junto a tres socios más.
Este local, en la calle Cardenal Cisneros nº 66 de Madrid, ha sido parido por el propio Gorines y sus principales características son:
- Su "reservado": Un pequeño espacio ligeramente separado del local principal, en un pasillo, abierto, pero discreto al tiempo. Un concepto interesante. Como dicen en los anuncios de pisos: "Mejor ver".
- Dejan de existir las mesas de sentarse. No es un restaurante, es un sitio donde ir a tomar tapas y pintxos, así que apoltronarse está "prohibido". En su lugar hay barra, mucha barra, y unas pocas mesas altas por si te lo quieres tomar con un poco más de calma. Además, gracias a su barra en ángulo y una pequeña pared, el local principal queda dividido en dos ambientes. Local que, todo sea dicho, es "pequeño"... pero fenomenalmente aprovechado.
- La decoración: Entre blanco, negro y dorado ha pintado (sí, él mismo) el local. No es de tipo moderno minimalista. No es una tasca. No es ostentoso. Es... no sé, difícil de definir, elegante y sobrio.
- Aunque tenga una pequeña sección de "contundentes", realmente lo más atractivo son sus desvaríos en forma de pintxo.
- El precio. Luego hablamos de esto, pero os adelanto un titular: escandalosa e insultantemente barato.
- Alimentos de proximidad. Se dice que tienen una huertecita propia. Se dice que Pepe gusta de hacer compra de mercado supervisada por él mismo. Se dice que en breve tendrá tartas espectaculares de Dulce Amargo. En conclusión, Pepe fomenta la proximidad y localidad. Una buena manera de hacer las cosas: gente cercana y de confianza.