Como premio por nuestra participación en un concurso de tortillas de Canal Cocina en el que presentamos la mar de huevos, nos ganamos una cena en la tortillería Flash Flash de Madrid.
En pleno barrio de Salamanca, en la calle Núñez de Balboa 75, se encuentra este restaurante en dos alturas y cuya entrada está por debajo del nivel de la acera. Un sitio muy amplio, acristalado y muy bien iluminado que no pasa demasiado desapercibido. La entrada, con nosotros por ahí reflejados:
Cuando nos sentamos, previo paso por el "señor que te busca en la lista de reservas", estuvimos un rato mirando la decoración del local. Imágenes de fotógrafos como las de la entrada, mucho blanco y mucho negro. Unos sofás un tanto extraños, a los que cuesta acostumbrarse, y unos camareros a los que meteremos dentro del apartado "decoración" porque iban a juego con el resto del local (y no por su inutilidad, que conste). Sobre esto último hay que decir que los camareros eran bastante amables y suficientemente eficaces. Sobre la clientela, podemos decir que había desde gente de barrio como nosotros, hasta gente de alto nivel, pasando por familias. Un poco de todo para acabar de completar el aspecto peculiar del sitio.
La carta, mientras nos tomábamos unas aceitunas que nos llamaron la atención por su tamaño diminuto (un hecho para nada aleatorio, sino que eran de una especie diferente a la que estamos habituados) y nuestra cerveza, nos sorprendió por su variedad. De una tortillería esperábamos que fuera completamente (o casi) elaborada de tortillas...pero no. Allí había un poco de todo y, por supuesto, tortillas. Así pues, hicimos un esfuerzo descomunal y nos decidimos por una ensalada y dos tortillas.
La ensalada que nos pedimos concretamente fue la de pasta, cuyos ingredientes son espirales, salmón ahumado, queso azul, espinacas frescas y zanahoria. Al principio puede parecer escasa, pero es sólo eso, al principio. A medida que avanza, te das cuenta de que la ensalada es más que suficiente. Eso sí, se echa en falta un poco más de salmón, que no sé si es que cayó poco en la ensalada, o es que cayó todo en el otro plato :(
Las dos tortillas que nos pedimos para compartir fueron (perdón por las fotos, es lo que tiene ir con el móvil sucio...):
- Tortilla a la gallega, compuesta por pimientos de Padrón, cebolla confitada y chorizo.
- Tortilla de bacalao al estilo vasco, compuesta de bacalao confitado y pimiento del piquillo.
Y aquí sí que se nota la especialidad del restaurante. Unas tortillas perfectamente redondas, en su justo punto de cocción (lo suficientemente consistentes y a la vez melosas en su interior, como te la haría tu madre) y con un sabor muy muy rico.
De ahí pasamos a los postres, en cuyo apartado nos llevamos una sorpresa dado que había tortillas. Sí, tortillas al ron, al kirsch (licor de cereza, si mal no recuerdo), de fruta escarchada con salsa de café...en fín, unas cosas muy raras que no está muy claro por qué no pedimos. El caso es que nos decantamos por un strudel de manzana y una tarta de queso flash flash. La tarta strudel he de decir que estaba muy buena, pero en cambio la tarta de queso nos decepcionó un poquito. Un mazacote inmenso de tarta con un sabor bastante fuerte a queso y un poco de mermelada o sirope de fresa.
Para finalizar la velada, un par de cafés con leche (que no entendemos por qué aparecieron al tiempo que el postre y no después) y paseo de vuelta a casa aprovechando lo que fue una de las últimas noches de verano que hubo en Madrid este año. ¿Y la cuenta? En total, más o menos unos 35 euros, ni mucho ni poco teniendo en cuenta la zona y el tipo de sitio que es.
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