Análisis previo:
Si el otro día nos paseábamos por el lado lácteo de las cervezas negras, esta vez ha tocado hacerlo por el lado oscuro (muy oscuro) de las mismas.
Si con la Milk Stout dijimos que no llevaba leche como tal, sino sólo lactosa (azúcar derivado de la leche), hoy hay que matizar que el nombre de "choklat" es porque, efectivamente, lleva chocolate. No sólo la malta de chocolate (este concepto aún no lo tengo muy claro, pero investigaremos al respecto), sino chocolate de verdad. Concretamente, belga y agridulce.
Si comenzamos con la presentación, lo primero que se ve es que es una señora botella. 650 infinitos mililitros en una botella pesada, de diseño muy sobrio y muy explícito: una tableta de chocolate :)
Eso, en la parte delantera y visible, porque por detrás lleva una historia sobre los mayas y el chocolate. Interesante y curioso como mínimo, razón por la que esta vez adjuntamos en la foto la etiqueta para que le echeis un vistazo :)
Por si quereis echar un vistacillo a la página de la cervecera, aquí os dejo el link: Southern Tier brewing company
La cata:
Una vez abres la botella, irremediablemente arrimas la naricilla al borde para ver si es cierto eso del chocolate. Bien, puedo asegurar que es cierto. Si pensais en un domingo en casa de la abuela, huele más o menos igual que el chocolate que os preparaba ella. Un sabor increíblemente denso, únicamente a chocolate, nada de olor alcohólico.
Una vez sorprendido por esto, lo que tenía claro era cómo iba a quedar en la jarra: Espeso como ello solo y de espuma negruzca. Espuma que por cierto, la ves, te das media vuelta, vuelves a mirar...y ya no está ahí.
Así pues, sólo quedaba probarla y ver qué ocurría con esta stout de 11 grados.
Mis sensaciones fueron bastante decepcionantes. La cerveza es buena, tirando a normalita, pero nada de lo que cabría esperar viendo su textura y oliendo su olor.
En la boca es como meterse un trago de chocolate licuado con un poco de leche. Denso, difícil, raro. El sabor a chocolate no lo encontré por ningún lado, lo cual me decepcionó bastante. Tampoco encontré sabor a malta, ni a dulce, ni a absolutamente nada conocido. Raro, raro. Lo que sí que encontré (menos mal) fue un ligero toque amargo justo ya tragando. Todo un detalle que la cerveza me provoque alguna sensación, aunque sea justo antes de irse...
Pese a los ya dichos 11º, no fui capaz de encontrar la correspondiente sensación alcohólica, pero lo cierto es que ella sí que me encontró a mí y me dejó doblado, así que cuidadito que es muy traicionera.
Al final, lo que mejor define la cata de esta cerveza es "más allá de la Guinness: un nuevo nivel en masticabilidad de cerveza".
En conclusión: si quereis probar, probad, pero no espereis algo espectacular más allá del olor (que SÍ es espectacular).
Podemos decir que esta cerveza es apta para una merienda divertida, sin demasiadas pretensiones.
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