miércoles, 9 de noviembre de 2011

Atira-te ao Río, comiendo a orillas del Tajo (Portugal)

Al igual que ocurrió con la visita al Restaurante Serrano en León, esta vez mandamos a una parte del equipo de La cocina del mapache feliz a tierras portuguesas a explorar la gastronomía del país vecino. He aquí la crónica...

Cuando viajas a un país extranjero o a una ciudad distinta a la tuya por primera vez, acabas convirtiendote, sin quererlo, en un guiri más. Aunque intentes lo contrario, acabarás viendo y haciendo las mismas cosas, o parecidas que los demás.

Por eso, en esta ocasión, de viaje a Lisboa, se agradecieron diversas recomendaciones, especialmente culinarias, de varios amigos.

El restaurante que nos ocupa, Atira-te Ao Rio (Tírate al río), fue una de estas recomendaciones. Si no nos hubieran dicho dónde y cómo ir, no hubiera entrado en la ruta. Situado a orillas del Tajo, al otro lado del puente Vasco de Gama, este pequeño restaurante se podría describir como un rincón de paz y tranquilidad alejado del mundo.

La verdad es que, comer con buenas vistas, siempre es un lujo, y en este caso, a orillas de una pequeña playa, en el puerto de pescadores, y de frente, Lisboa, imponente...

Pero vayamos a lo que ocupa, el Atira-te ao Rio, ofrece en su carta una variada oferta de gastronomía brasileña. Nosotros quisimos comenzar con unos entrantes que resultaron ser toda una sorpresa para el paladar: un delicioso Ceviche de pez espada, que a simple vista parecía pequeño, pero que resultó ser más que suficiente para dos, y unos impresionantes "Mexilhão à la Moqueca" (mejillones a la olla). Mejillones con salsa de calabaza y coco. Mira que no me gusta el coco mezclado en comidas... pero la verdad es que la salsa de los mejillones no podría haber sido más acertada. Una receta inesperada que, por supuesto, trataré de adaptar a algún nuevo plato. La olla de los mejillones, una buena ración, tanto que, cuando mis amigos han visto las fotos, han dicho: "¿todo eso?"

Continuamos con una agradable ensalada de tomate, mozzarella y mango, que, al ritmo de las olas del río, termina por relajarnos por completo, justo antes del plato fuerte.

El bacalao tenía que acabar cerrando una buena comida portuguesa, aunque en esta ocasión era a la brasa, y habían sido tantas las sorpresas al paladar en los anteriores platos, que dejó de ser el rey de la comida, para pasar un poco desapercibido. En cualquier caso, una buena guarnición para dos.

Si algo me llamó la atención de mi visita a Lisboa, es que los portugueses se esfuerzan por comprender tu idioma y por hacerse entender, en el idioma que sea. En este restaurante, no ha sido menos: Rosane, su encargada, no hablaba español, pero nos repitió las veces que hiciera falta los platos y lo que llevaban. Unos buenos postres y un vino verde recomendado también por unos amigos, completaron esa comida de desconexión a orillas del Tajo. El precio, en la línea, entre 40-50 euros toda la comida, café, postre... lo justo y necesario.

Para llegar, no os fieis demasiado de la página web, que está un poco desactualizada. Lo mejor es ir en barco, es un camino corto, pero relajante, y merece la pena, pero hay que cogerlo en Cais do Sodré y no en Belém. Si después de comer os quedáis con ganas de dar una vuelta, merece la pena subir al pueblo (a estas alturas ya estaréis escarmentados de cuestas), es otro resquicio de tierra alejado del mundo, relajante y distinto.

1 comentario:

  1. Un gran Post, nos apuntamos el nombre para nuestra próxima visita a Lisboa.
    Gracias por la información.Un saludo.

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