Recetas rápidas: Arco iris sensitivo

Esta receta ha nacido de la necesidad de acabar con sobrantes de ayer, de comer sano (aprovecho los fines de semana para comer verduras, hortalizas y frutas con tranquilidad) y de hacer un plato multicolor para que nadie me diga que hago platos monocromáticos.

Más o menos, igual que en la receta de los rollitos de salmón y huerta, al final ha quedado una mezcla espectacular:
- Un puré muy fino, colado, de guisantes mezclado con aceite del bueno, salsa Worcestershire y leche para afinarlo aún más.
- Un puré un poco más basto, sin colar, de remolacha y tabasco.
- Rábano picado.
- Una fina capa de curry por encima.

La conclusión es que tenemos los siguientes impactos:
- Visual: Mezclamos verde, rojo, blanco-rojo y amarillo en una misma receta.
- Gustativo: Dulce, picante y curry (nunca he sabido clasificar ese sabor :P)
- Texturas: Puré líquido, puré espeso y cachitos crujientes.

La receta es hiper sencilla de hacer, sana a más no poder y realmente muy rica. No sé a qué esperais para hacerla un fin de semana con calma...

Por cierto, que si quereis ver una segunda versión y la videoreceta, podeis pasaros por arco iris sensitivo (segunda parte) ;)

El material usado:

- Un cuchillo
- Dos recipientes, uno pequeño y otro mediano
- Batidora y su vaso
- Colador

Los ingredientes:

- Rábanos
- Remolacha
- Leche
- Curry
- Guisantes
- Salsa Worcestershire (también conocida como salsa Perrins, aunque vale igualmente Bovril)
- Tabasco

El proceso:

En lo que ponemos los guisantes a hervir, la remolacha puede irse triturando. La colocamos en el vaso de la batidora, le echamos unas gotas de tabasco y batimos. De momento, colocaremos el resultado en un recipiente, a la espera de que estén hechos los guisantes.

Mientras acaban de hacerse los guisantes, aprovecharemos para picar los rábanos. Yo los he picado en cuadraditos minúsculos para que no sea difícil de masticar y que no nos encontremos un pedazo de rábano que mate el sabor de todo lo demás. El resultado, lo guardaremos en el recipiente pequeño, a la espera de batir los guisantes.

A estas alturas, los guisantes ya deberían estar hechos. Los echamos en el vaso de la batidora, echamos leche, el aceite y la salsa Worcestershire. Batimos alegremente y lo que quede dentro del vaso (esto depende de la alegría que le hayáis dado al asunto) lo pasaremos por un colador y lo echaremos directamente al plato.

La finalización:

Yo he optado por una base de guisantes, un centro de remolacha en el medio y finalmente espolvorear el rábano y el curry.

Otra opción sería volcar primero la remolacha en sólo una parte del plato, para luego rellenar el resto del espacio con el puré de guisantes. Quizás en este caso interesaría hacer el puré de guisantes un poco más espeso para tener dos "pegotes" de puré y que aguanten ocupando cada uno su parte sin mezclarse.

Consejos y apuntes finales del chef:

Para rematar el impacto visual (y gustativo), podría añadirse un puré de batata (o patata) y posicionarlo en el centro u ocupando otra porción más del plato.

Una vez más, receta sin sal. Esta vez la hemos suplido con la salsa Worcestershire, que al ser un concentrado de carne, da sabor y salinidad más que suficiente.

Este plato, por sus componentes y su forma de hacerse, creo que es difícilmente superable en cuanto a saludable. Quizás lo hubiera sido más si en lugar de colar los guisantes hubiéramos dejado los cachitos de cáscara que actuarían como fibra para nuestros intestinos (pero perderíamos en cuanto a calidad de degustación porque a nadie le gusta encontrarse pellejos en sus purés).